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  • Foto del escritorHumberto Correa

Humanismo médico: ¿qué nos motiva?

Escribo impulsado por un cúmulo convicciones y vivencias y por el fruto de largos años de trabajo en nuestra comunidad de enseñanza y formación en humanismo médico, que la Facultad de Medicina de la Universidad CLAEH alberga desde hace catorce años.


Mi voz —botella virtual arrojada al mar—, mi mensaje inicial, mi esperanza de feedback, nacen y son expresión del deseo de mostrar algo que muchos creemos que es bueno y por eso lo estamos construyendo: el humanismo médico. Esta nueva visión y acción nos ha transformado y creemos que puede ser una vía privilegiada para vertebrar un cambio en la educación médica. Queremos ensanchar la concepción somanticista-científica-fisiopatológica y administrativa de la asistencia médica en un ámbito mucho más amplio, fructífero y hasta gozoso para los pacientes y sus cuidadores: la visión del ser humano total que viene a pedir nuestra ayuda. Por “ser humano total” me refiero a cuerpo, cerebro, mente, afectividad y entorno social; nunca es solo un cuerpo. Creemos que la formación en Humanismo Médico de los jóvenes estudiantes es un medio idóneo para intentar alcanzar la madurez médica imbuida del pensamiento y comportamiento empático y holístico hacia el ser humano enfermo. Un cambio está en marcha. Aún en medio de imperfecciones y dificultades, la Facultad de Medicina CLAEH participa de este cambio y pone su hombro junto a todos los que lo están gestando. La educación médica debe cambiar, la sociedad debe cambiar. La estructura jerárquica autoritaria, la creencia de que el sabio inyecta el conocimiento en la mente del aprendiz, la consideración de que los valores a defender son el individualismo feroz, el poder y la riqueza han perimido como caminos hacia la felicidad. El conjunto de los humanos se debate en la búsqueda, muchas veces no consciente, de otros caminos al bienestar. Y justamente ahora en este año, 2020, el devenir de las cosas, el misterio de lo existente, nos despierta con la fuerte bofetada, desafiante y desequilibradora de la pandemia. Quizá debemos concluir —sacudidos de golpe— que muchas cosas son superfluas y que lo importante es centrarse en los valores y potencialidad del ser humano (de cada uno y de todos) y especialmente en su totalidad como ente, en la empatía y la fraternidad. Parecería que atesorando los valiosos avances del conocimiento, la ciencia y la técnica deberíamos hermanarlos a la afectividad y al corazón del hombre. Ese es el objetivo de Humanismo Médico. Su meta es utópica, e inalcanzable como toda aspiración humana de perfección. Pero el camino que recorremos cuando nos dirigimos hacia ella incentiva las mejoras cosas de nosotros y nos muestra otros mundos y otros ámbitos que ensanchan nuestra vida y mejoran la asistencia a los pacientes. La solidaridad, la creatividad, el esfuerzo permanente —cual moderno Sísifo— a pesar de las caídas y derrotas y el florecimiento de la empatía viven en ese camino. A través de este medio queremos difundir, escuchar, dialogar y sobre todo impulsar esta concepción de la medicina y del desarrollo del ser humano. Tenemos en cuenta ciencia, evidencia, humanismo, afectividad, arte y sociedad. Naturalmente, todos estos aspectos en su vinculación con la medicina y su enseñanza, pues en esa tarea buscamos nuestro lugar y fuimos aceptados. Incluimos “afectividad” al lado de “evidencia” y “humanismo” al lado de “buena clínica”, pues son partes de la misma profesión, arte, lugar social, el lugar médico. A través de estas “hermandades” intentamos tender un puente sobre la brecha que se estableció entre conocimiento científico e inspiración artística, entre buen semiología y empatía. Al fin y al cabo, la razón y la emoción asientan juntas e íntimamente relacionadas en las innúmeras redes neuronales.


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