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Foto del escritorCarlos Vivas

Se publicaron los datos epidemiológicos sobre el Greg Mortimer

Carlos Vivas y Homero Bagnulo


Aunque llamativamente no se nombra al crucero, para los que hemos seguido la peripecia no quedan dudas. Este es un primer hecho llamativo, dado que desde lo sucedido en el Diamond Princess y en otras situaciones similares no se ha omitido dicha información. También es de resaltar que quienes han publicado dicha información ( A.Ing; C.Cocks; J.P:Green: COVID 19 In the footsteps of Ernest Shackleton Thorax 2020,27 May) son 2 pasajeros que realizaron la travesía y uno de los médicos (Dr Green) de a bordo. Al otro médico, el colombiano Mauricio Usme, el más conocido en estos lares por sus fuertes declaraciones contra la compañía, hay únicamente un breve agradecimiento al final del artículo. Pero vayamos a los datos y luego de los mismos a algunas breves consideraciones que nos merecen. En total viajaban 217 personas, de los cuales 95 eran tripulantes y 128 turistas que tenían previsto recorrer la ruta que en 1915-17 había realizado el explorador británico E. Shackleton. El trayecto total estaba planificado para durar 21 días y partieron de Ushuaia el 15 de marzo (recordemos que para esa fecha tanto en Uruguay como en Argentina se habían tomado medidas de aislamiento social y cierre de fronteras). Según publican, se controló la temperatura de los viajeros y que nadie hubiera transitado en las 3 semanas previas por los países que en ese momento se consideraron de riesgo de trasmisión. A los 8 días de iniciada la travesía aparece el primer pasajero con fiebre y de inmediato se iniciaron los protocolos de aislamiento confinando a los pasajeros a sus cabinas y proveyéndolos de máscaras quirúrgicas. A los 10 días se detectó fiebre en 3 tripulantes y al día siguiente en 2 pasajeros y en otro tripulante. Tres nuevos pasajeros dieron positivo al 12° día. Se realizaron test rápidos de anticuerpos en 6 pacientes RESULTANDO TODOS NEGATIVOS. Llegaron el día 13° de su travesía a aguas territoriales uruguayas donde le fueron realizados los test de PCR nasales y donde el día 17 un pasajero debió ser desembarcado por rápido deterioro respiratorio. En resumen, todos los que estaban a bordo fueron testeados. De los 217, 128 dieron positivos a COVID 19(59%). Únicamente 24 fueron sintomáticos (19%), de los que 8 requirieron evacuación médica para ser internados por su situación (6,2%) De éstos, 4 (3,1%) debieron ser intubados y ventilados. Finalmente 1 tripulante (0,8%) falleció. Como conclusiones los autores destacan:

  1. Que la mayoría de los casos (8 de cada 10) fueron asintomáticos.

  2. Que por tanto se deberían estudiar todos los pasajeros de a bordo antes de desembarcar para de esta forma prevenir la trasmisión comunitaria al desembarcar.

  3. Que las pruebas rápidas por anticuerpos no son confiables (las realizadas a pacientes en el crucero fueron negativas, pero luego dieron positivas a la RT-PCR).

  4. La aparición de síntomas en algunos pasajeros tan tardíamente (día 24) permite suponer contaminación cruzada pese al aislamiento en las cabinas.

  5. En numerosas cabinas (10) aparecieron resultados discordantes (positivos y negativos) por lo que suponen que los test de PCR realizados también tendrían un porcentaje significativo de falsos negativos.

Por nuestra parte, la publicación de esta comunicación nos merece algunas consideraciones:

  1. Es llamativo que tanto la organización propietaria del grupo como los pasajeros (donde había médicos experimentados) hayan aceptado realizar la travesía en una fecha en que la pandemia ya estaba declarada y donde muchos países presentaban datos más que confirmatorios de la gravedad de la situación.

  2. Ya se había previsto la posibilidad del brote, si no fuera así, cómo explicar que tuvieran pruebas rápidas de diagnóstico y máscaras N95. Si bien las mascarillas quirúrgicas son de rigor dada la eventualidad de cuadros de este tipo, no parecen necesarias las N95, salvo que se viaje a zonas con brotes de afecciones respiratorias altamente trasmisibles.

  3. La conclusión sobre los resultados discordantes de la PCR ignora y ni siquiera discute el hecho que en los contactos domiciliarios solo el 25% de los cohabitantes se infecta, siempre que se mantengan algunas precauciones. Se supone que estas se cumplían al menos parcialmente (disponían de mascaras y lavado de manos) aun cuando seguramente el distanciamiento físico es de difícil cumplimiento dado el tamaño de las cabinas. Este dato debía haber sido referido así como la disponibilidad real de mascarillas, edad de los pasajeros y comorbilidades.

  4. Más llamativo resulta aún la falta de autorización de los pacientes para la publicación, aspecto que los autores reconocen. Y en especial, no aportan información sobre su propia situación en relación al agente infeccioso.

  5. Por último, no se deja constancia del menor agradecimiento para los médicos y el resto de los trabajadores sanitarios uruguayos que tomaron notorios riesgos para asistir a todos los que se encontraban a bordo. Por aquello de NOBLEZA OBLIGA.

  6. Escribe S. Amstrong en BMJ Feature del 28 de mayo: La prisa por publicar e informar durante la pandemia está comprometiendo la calidad. ¡Absolutamente de acuerdo!

En un comentario sobre esta publicación Molly Walker de Medscape nos informa que la mayor compañía de cruceros del mundo esta ya planeando retomar sus operaciones en agosto.Y que compañías de menor tamaño lo harian antes. Por nuestra parte le recomendaríamos enfáticamente a nuestros lectores que no corran esos riegos luego de ver lo que le sucedió a los que estaban a bordo del Mortimer. El horno no esta para bollos.


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